Carta al niño Jesús en junio…
Querido niño Jesús, quiero manifestarte ante todo lo contento que estoy este año. No solamente porque me he comportado muy bien; pues, no he participado en marchas políticas, ni he matado a nadie; no me vestí de luto el 4 de febrero; el 11 de abril estaba realizando mis tareas como te lo prometí y no vi, en lo que va de año, ningún programa censurado como: Diálogo con, Marta Colomina, la Hojilla, ni Aló presidente entre otros. También estoy contento porque este año te puedo escribir antes del tiempo acostumbrado para pedirte que:
Quiero que me traigas para el próximo año nuevo, la lista de útiles escolares completa con resma de papel y todo. Me la dejas bajo el arbolito de navidad. El uniforme me lo pones planchado sobre la cama.
Niño Jesús, espero que esto no sea mucho pedir. En realidad estas compras siempre las hacían mis padres en agosto a duras penas. Pero hay un Dios terrenal que tu papá nos envió, bueno, al menos eso dicen mis padres, que me insinuó que no tengo opción para pedirte los regalos que tenía en mente (Un tanque de guerra a control remoto, un juego de soldaditos e indios con sus barandas y sus chozas, una pistola con su correa de vaquero, su sombrero y su estrellita de Sheriff; un disfraz de militar con su juego de estrellas para salir en los carnavales por Sabana grande con una bolsita de papelillos; 52 películas de estreno en VHS para ver una cada domingo de todo el año) sino el que mis padres me dijeron que te pidiera: la lista de útiles.
¿Por qué me mandan a pedirte ese paquete tan grande?.
¿Es que acaso tú te has portado mal?. Yo no sabía que a ti también te castigaban. En todo caso, trataré de sacarle provecho. Voy a convencer a mi mamá para darnos una vueltica en Diciembre por debajo del puente de las Fuerzas Armadas a ver si por fin te conozco, aunque sea viéndote comprar mis libros y, no cuando mandas a callar a los demás mientras estoy dormido para dejarme mis regalos en la cama. No le digo a mi papá para que vaya con nosotros porque seguro tiene que joderse trabajando para poder hacer 80 hallacas, comprar cuatro CDS: uno de merengue, salsa, changa y vallenato. Ah! y las bolas del arbolito que se reventaron el año pasado.
Chao niño Jesús. Te tengo que dejar, porque allá abajo está mi mamá gritando: ¡OTRA VEZ LA CADENA!. Mejor se la llevo, porque yo se la escondí. No vayas a pensar tú que yo soy un ladrón y después no me traigas la lista de útiles.
Quiero que me traigas para el próximo año nuevo, la lista de útiles escolares completa con resma de papel y todo. Me la dejas bajo el arbolito de navidad. El uniforme me lo pones planchado sobre la cama.
Niño Jesús, espero que esto no sea mucho pedir. En realidad estas compras siempre las hacían mis padres en agosto a duras penas. Pero hay un Dios terrenal que tu papá nos envió, bueno, al menos eso dicen mis padres, que me insinuó que no tengo opción para pedirte los regalos que tenía en mente (Un tanque de guerra a control remoto, un juego de soldaditos e indios con sus barandas y sus chozas, una pistola con su correa de vaquero, su sombrero y su estrellita de Sheriff; un disfraz de militar con su juego de estrellas para salir en los carnavales por Sabana grande con una bolsita de papelillos; 52 películas de estreno en VHS para ver una cada domingo de todo el año) sino el que mis padres me dijeron que te pidiera: la lista de útiles.
¿Por qué me mandan a pedirte ese paquete tan grande?.
¿Es que acaso tú te has portado mal?. Yo no sabía que a ti también te castigaban. En todo caso, trataré de sacarle provecho. Voy a convencer a mi mamá para darnos una vueltica en Diciembre por debajo del puente de las Fuerzas Armadas a ver si por fin te conozco, aunque sea viéndote comprar mis libros y, no cuando mandas a callar a los demás mientras estoy dormido para dejarme mis regalos en la cama. No le digo a mi papá para que vaya con nosotros porque seguro tiene que joderse trabajando para poder hacer 80 hallacas, comprar cuatro CDS: uno de merengue, salsa, changa y vallenato. Ah! y las bolas del arbolito que se reventaron el año pasado.
Chao niño Jesús. Te tengo que dejar, porque allá abajo está mi mamá gritando: ¡OTRA VEZ LA CADENA!. Mejor se la llevo, porque yo se la escondí. No vayas a pensar tú que yo soy un ladrón y después no me traigas la lista de útiles.
Eugenio Ravelo
